Carta a una madre: tu hijo debería poder seguir estudiando (en la pública)

¿Recordáis que, en el mes de septiembre, se hizo viral una Carta a la Directora en El País, de Sara, una madre que veía con preocupación el futuro de su hijo? En dicha publicación, Sara manifestaba su frustración al ver como su hijo, un buen estudiante, no podía seguir avanzando en su desarrollo educativo y laboral por la falta de plazas en las universidades públicas andaluzas en el máster que necesita para habilitarle como profesor de secundaria en su rama, Ciencias de Actividades Físicas y Deportivas.

Pues este mes, he tenido la oportunidad de poder sentarme con ella y que me trasladara, en primera persona, como madre de un chico recién titulado, su visión del futuro de nuestros hijos e hijas y, por supuesto, de nuestro sistema universitario.

Sara me comentaba que su hijo es un estudiante con un expediente de nota media de notable, pero que a la hora de entrar en el MAES (Máster Universitario en Formación del Profesorado), que es obligatorio para acceder a la docencia en Secundaria, la falta de plazas, respecto al número de estudiantes que se gradúan cada año hace que la nota de corte se eleve por encima de un ocho, en su caso, y no logre acceder a ninguna universidad pública andaluza.

Ante esta situación, su familia vivió una situación muy frustrante, porque no encuentraban alternativa alguna, que no conllevara un alto coste económico para pasar a la opción privada, y con un sensación de fracaso por parte de su hijo, al culparse de no haber sacado mayor nota.

Muchas conocemos como es el modus operandi de las universidades privadas que ofertan de manera online y sin ningún control ni exigencia la adquisición de unos másters que, además, puntúan en los méritos de accesos, es decir, cuantos más máster puedas pagar, más puntos en los baremos obtienes.

Por desgracia, esta situación afecta a multitud de familias que ven como sus hijos necesitan realizar un máster, para poder ejercer las profesiones para las que se han preparado durante cuatro años, y comprueban que el sistema es como un embudo, con un número escaso de plazas que limita su acceso y les expulsa de la universidad pública, obligándoles a reorientar su futuro o desembolsar el dinero.

Desde mi punto de vista, como profesora universitaria, uno de los principales motivos es, además, la falta de personal docente que habría que destinar por parte de las universidades para poder igualar el numero de graduados a la oferta de estos másters, algo que la universidad pública, asfixiada por la falta de recursos, no puede asumir y que la proliferación de los chiringuitos privados que Moreno Bonilla ha provocado, solo va a traer una mayor precarización en las condiciones y recursos del profesorado de la universidad pública.

Por ello, a Sara le he transmitido que desde Por Andalucía presentaremos varias iniciativas legislativas para que se aumente el número de plazas para los másters habilitantes y se revisen los baremos actuales de reconocimiento de estudios para que la capacidad económica no sea un elemento decisorio a la hora de acceder a la función pública.